Este libro es más que una crónica de tres décadas; es una carta de amor y agradecimiento a cada uno de ustedes, los karatecas, directivos, instructores y todos aquellos que forman parte de este maravilloso mundo del Karate Do. A través de estas páginas, he intentado capturar no solo mi viaje personal, sino también la esencia del espíritu, la pasión y el compromiso que cada uno de ustedes aporta a nuestro arte.